BÁLSAMO BEETHOVENIANO

F1407

Creo que existiría bastante consenso a la hora de afirmar que en el mundo del arte -de cualquier índole: musical, cinematográfico, literario…- el estamento más criticado es curiosamente el de los críticos. Triste destino el suyo tener que hacer una labor tan exigente en medio de tanta incomprensión. También es cierto que desfilan por la historia de la música numerosos ejemplos de críticos merecidamente desacreditados; por ejemplo aquellos que se convirtieron en el azote de intérpretes y compositores de su tiempo. Como botón de muestra, me viene a la memoria el comentario de Eduard Hanslick tras el estreno vienés de la Primera Sinfonía de Mahler: «Uno de nosotros dos debe estar loco ¡Y no soy yo!»

De las muchas dificultades a las que se enfrentan los críticos, me resulta especialmente admirable la forma en que estos, cuando se sientan en su butaca, han de abstraerse absolutamente de sus circunstancias personales para centrarse en emitir un juicio lo más ecuánime y coherente posible. Cuando hablo de circunstancias personales me refiero a sus filias y fobias hacia la música interpretada y hacia los propios intérpretes, pero también pienso en los avatares de su día a día ¡Qué difícil no dejarse influenciar por el estado de ánimo, por los asuntos familiares, laborales…! Me parece una labor tan complicada que he llegado a la conclusión de que lo único que se debería exigir a un crítico es la honestidad.

Afortunadamente estas crónicas no aspiran a la categoría de críticas; sólo a compartir con otros aficionados las experiencias ¡habitualmente estimulantes! que la OSG nos proporciona en cada concierto. Por eso me permito contar y compartir sin rubor que mi escucha de la primera parte del sexto programa no fue excesivamente rigurosa.

Se sumaba el cansancio de una semana agotadora en lo laboral con la programación de una obra que me resulta bastante aburrida: el Don Quijote de Strauss. Y no se trata de ninguna fobia; le he dado todo tipo de oportunidades; la he escuchado en vivo y en CD; siguiendo el programa episodio a episodio o intentando aproximarme a ella de forma más abstracta, ajeno a su carácter descriptivo. Pero nada que hacer.

Mi última esperanza es que algún día Javier Vizoso escriba unas «Instrucciones para tropezarme con Don Quixote». Seguro que en ellas podría encontrar las claves de una obra que hasta el momento me resulta refractaria. Aunque la adornan algunos temas hermosos -no excesivamente originales (patognomónico de un Strauss tan dado a la autocita, por no decir autoplagio)- estos apenas son elaborados. Por otra parte los episodios descriptivos resultan bastante simples y me temo que su protagonismo en la obra demuestra una asimilación equivocada por parte de Strauss de la gran obra cervantina. El Quijote es mucho más que las anécdotas a las que su locura le arrastra.

No llego al grado de suscribir la frase de Prokofiev: «El Quijote de Strauss no es en absoluto música» pero sí encuentro la recreación de Strauss muy literal y descriptiva. No la veo a la altura del simbolismo y la trascendencia que destilan el resto de sus poemas sinfónicos de inspiración literaria directa (Don Juan, Así hablaba Zaratustra, Till Eulespiegel e incluso el Macbeth).

Me temo por tanto que a pesar del extraordinario solista Pablo Ferrández -con la magnífica aportación en la viola del principal de la OSG, Francisco Regozo- y de la impecable aportación orquestal, me pudo el cansancio y el hastío, y tras el largo diálogo entre Don Quijote y Sancho -ya bien avanzada la obra- mi mente se trasladó a un lugar cuyo nombre prefiero olvidar.

Pero que mejor forma de contrastar estas opiniones que disfrutar la interpretación en la grabación disponible en el canal de Youtube de la OSG:

Afortunadamente la Segunda Sinfonía beethoveniana fue un auténtico «Bálsamo de Fierabrás» que con sólo dos gotas -en forma de acordes iniciales- me dejó más sano que una manzana. Es Russell Davies un director de gran prestigio del que ya disfrutamos hace unos años una magnífica Primera Sinfonía de Bruckner. En esta ocasión también optó por una sinfonía primeriza tardía, la beethoveniana. Y el resultado fue magnífico.

Abrumador el primer movimiento. Se abrió con una introducción dilatada y grandilocuente, cargada de fuerza y dramatismo y llevada a un tiempo muy deliberado. La exposición Allegro con brio fue incluso más galopante que briosa. Magnífica la orquesta respondiendo con una flexibilidad asombrosa a las continuas exigencias agógicas de Russell Davies. Fantásticas en su contratema militar las maderas y empastadísimos los metales en sus fanfarrias. ¡Y qué decir de las cuerdas en la vibrante stretta final! Con interpretaciones así se le hace a uno asombroso que se trate una de las sinfonías beethovenianas más relegadas.

El Larghetto; uno de los movimientos lentos más dilatados de Beethoven -e incluso más en la batuta de Russell Davies- hizo que el tiempo se detuviese. La belleza y serenidad de la música fue un bálsamo ya no para mi frustración en la primera parte sino también para los azares de la semana. Davies exhibió una gran atención a los detalles y un fraseo delicado, primoroso. No hubo un instante que sonase rutinario.

Los dos movimientos finales fueron un alarde de virtuosismo. Fantástico en el Scherzo el cuarteto de oboes y fagotes mientras que en el Allegro molto final merecieron una especial ovación las cuerdas de la orquesta. La sinfonía fue recibida con una calurosa ovación -aunque a uno siempre le sabe a poco.

Es oportuno señalar que el público llenó prácticamente la sala -por cierto, con muchos gerifaltes de todo el espectro político-, compensando la menor entrada del concierto pasado (¿tal vez por la coincidencia con el partido del Deportivo?).

Grabación de esta excelente Segunda en el Canal de Youtube de la orquesta:

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Crítica de Julio Andrade Malde en La Opinión

http://www.laopinioncoruna.es/coruna/2014/11/09/cortesia-inhabitual/897216.html

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Crítica de Julián Carrillo en El País

http://ccaa.elpais.com/ccaa/2014/11/09/galicia/1415559482_879824.html


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Crítica de Vanesa Painceira en Mundoclásico

http://www.mundoclasico.com/ed/documentos/doc-ver.aspx?id=e3338cb5-f4cc-4d9f-b7f7-10a07232e8c9


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Excelentes fotos de Pablo Rodríguez en el Facebook de la orquesta

https://www.facebook.com/media/set/?set=a.719499171471429.1073741933.147300925357926&type=3

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7 Respuestas a “BÁLSAMO BEETHOVENIANO

  1. Pues eso. Solo queda suscribir toda la crónica.
    Mañana, posiblemente, veremos a Pollini por última vez en Coruña; es poco probable que vuelva otra vez.
    El movimiento lento de la 7ª de Beethoven es capaz de compensar cualquier stress laboral.

  2. Amigo Pablo: mucho se podría decir del Don Quijote de Strauss. Pero hay que decir que juega con desventaja, pues la novela es enorme. No creo que Strauss quisiera aprehender el Quijote en su poema sinfónico, porque sería como meter el Atlántico en un frasco de champú anticaspa. A mí me parece más el clásico aperitivo que siempre acaba por abrirte el apetito por la relectura de la novela.

  3. Manuel, me alegra mucho coincidir contigo. Y también yo estoy muy ilusionado en ver a Pollini, pero no lo jubiles tan pronto. Seguro que habrá más ocasiones. Sólo tiene 72 años. Sin ir más lejos, a Brendel lo vi tocar por vez primera el mes pasado ¡con 84 años! Sólo fueron unos compases de la Sonata en Si menor de Liszt ¡¡pero había en ellos tanto arte :-)!!

    Querido Javier. Muchas gracias tu reflexión sobre el Quijote de Strauss, que despeja mi curiosidad. Pues aprovecho para pedirte unas Instrucciones segunda parte. Imagino que me dirás lo mismo que dice Cervantes al inicio de la 2ª parte del Quijote: «¿Pensará vuestra merced que es poco trabajo hacer un libro? » 🙂

    • Qué más quisiera que terminar ya esa segunda parte que, en realidad, es la primera parte de algo nuevo. Pero el texto camina a trozos y me temo que todavía falta mucho por asfaltar… Pero en eso estoy.

  4. R. Strauss no el compositor menos árido del mundo.

    En fin , hoy más, mucho más bálsamo beethoviano, después de una muy dura ( cabe suponer ) semana laboral.

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